domingo, marzo 12, 2006

Los reflejos del lago



He querido levantar la nema de estas misivas alquímicas ( ya que estoy apostando por su vocación sincrética) con un pequeño cuento de Paulo Coelho titulado como este espacio “El alquimista”, puede parecer que no tiene mucha relación con la ciencia alquímica -la precursora y seguramente más avanzada que la química actual-, pero recoge en su contenido el fin que para mi tiene esta sabiduría, esta piedra filosofal, el significado de la metáfora de transmutar el plomo en oro, un proceso interior que debe llevar a cabo todo hombre, transformar el vacío que nos llena en una invasión de la nobleza áurea que supone conocernos a nosotros mismos.
Tal vez hoy encuentres una mirada donde contemplar el destello de eternidad que llevas dentro.

El Alquimista cogió un libro que alguien de la caravana había traído. El volumen no tenía tapas, pero consiguió identificar a su autor: Oscar Wilde.
Mientras hojeaba sus páginas encontró una historia sobre Narciso.
El Alquimista conocía la leyenda de Narciso, un hermoso joven que todos los días iba a contemplar su propia belleza en un lago.
Estaba tan fascinado consigo mismo que un día se cayó dentro del lago y se murió ahogado. En el lugar donde cayó nació una flor, a la que llamaron narciso.
Pero no era así como Oscar Wilde acababa la historia.
Él decía que, cuando Narciso murió, llegaron las Oréades – diosas del bosque –y vieron el lago transformado, de un lago de agua dulce que era, en un cántaro de lágrimas saladas.
- ¿Por qué lloras? – le preguntaron las Oréades.
- Lloro por Narciso – repuso el lago.
- ¡Ah, no nos asombra que llores por Narciso! – prosiguieron ellas-. Al fin y al cabo, a pesar de que nosotras siempre corríamos tras él por el bosque, tú eras el único que tenía la oportunidad de contemplar de cerca su belleza.
- ¿Pero Narciso era bello? – preguntó el lago.
- ¿Quién si no tú podría saberlo? – respondieron, sorprendidas, las Oréades.
- En definitiva, era en tus márgenes donde él se inclinaba para contemplarse todos los días.
El lago permaneció en silencio unos instantes. Finalmente dijo:
- Yo lloro por Narciso, pero nunca me di cuenta de que Narciso fuera bello.Lloro por Narciso porque cada vez que él se inclinaba sobre mi orilla yo podía ver,en el fondo de sus ojos, reflejada mi propia belleza.
Metamorfosis de Narciso (1937) - Salvador Dalí

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

¡Gracias!

"Un éclair... puis la nuit ! - Fugitive beauté
Dont le regard m'a fait soudainement renaître,
Ne te verrai-je plus que dans l'éternité ?"

"Un relámpago...luego la noche!- Fugitiva beldad
cuya mirada me hizo de pronto renacer,
¿No te veré más que en la eternidad?"

Charles Baudelaire

19/2/13 12:58  

Publicar un comentario

<< Home